25 jul 2011

De la fundación de Troya


Hoy mi oráculo particular me ha aconsejado, que para aplacar la ira de los dioses, os hable de una de las ciudades más misteriosas del mundo antiguo. Esa ciudad responde a muchos nombres: Ilion entre los griegos, Hissarlik entre los persas, pero es conocida por todos por el nombre de Troya. Como bien sabéis, Homero en la Ilíada utiliza muchas referencias genealógicas, que espero veáis más claras tras esta publicación. Debido a la multiplicidad de leyendas y versiones acerca de la fundación de la ciudad, he decidido desarrollar la más académica, basándome en las uniones parentales de los fundadores.  

Una de las fábulas que se cuentan sobre la fundación de Troya dice que, en un época de hambruna, una tercera parte de la población cretense, bajo las órdenes del príncipe Escamandro, partió para fundar una colonia. Estos se echaron a la mar con sus naves y pusieron rumbo a Frigia, donde instalaron su campamento junto al mar, no lejos de la ciudad de Hamaxito, al pie de una alta montaña a la que llamaron Ida en honor a la patria cretense de Zeus. Peo Apolo había vaticinado que se establecieran dondequiera que pudieran atacarles enemigos nacidos de la tierra a cubierto de la oscuridad; y esa misma noche una horda de ratones campestres hambrientos invadió las tiendas y royó las cuerdas de los arcos, las abrazaderas de cuero de los escudos y todas las demás partes comestibles del armamento cretense. Ante esto, Escamandro ordenó hacer un alto para dedicar un templo a Apolo Esminteo y en aquella tierra se casó con la ninfa Idea, quien le dio un hijo a quien llamaron Teucro.

Una vez que Apolo ya estuvo de parte de los cretenses, estos vencieron a sus nuevos vecinos, los bébrices, pero en el transcurso de la batalla, el príncipe Escamandro cayó al río Janto, y por ello tomó después su nombre. Tras la muerte del príncipe, Teucro su único hijo, le sucedió. De ahí que a los troyanos se les conozca con el nombre de teucros. 

Un día recibió, a un tal Dárdano que había cruzado el mar proveniente del Ática. Éste llegó solo, remando en una balsa hecha con un pellejo hinchado y lastrada con cuatro piedras. Teucro le recibió hospitalariamente y, con la condición de que le ayudase a someter a ciertas tribus vecinas, le dio una participación en el reino y le casó con la princesa Batiea.

Tras un tiempo en Frigia, Dárdano se proponía fundar una ciudad en la pequeña colina de Ate, que se alzaba en la llanura donde está Troya. Pero cuando un oráculo de Apolo Frigio le advirtió que al desgracia acompañaría siempre sus habitantes, eligió un lugar en las laderas más bajas del monte Ida y llamó a si ciudad Dardania. Después de la muerte de Teucro, Dárdano le sucedió en las demás partes del reino, al que dio su propio nombre, y extendió su gobierno sobre muchas naciones asiáticas, fundando también colonias en Tracia y más allá de ésta.

Entretanto, el hijo menor de Dárdano, Ideo, le había seguido a la Tróade llevando las imágenes sagradas de los misterios samotracios. Un oráculo le aseguró entonces que la ciudad que estaba a punto de fundar sería invencible sólo mientras la dote de su esposa siguiera bajo la protección de Atenea. Después Ideo se instaló en los Montes Ideos, que, según algunos, se llaman así por él; y allí instituyó el culto de los Misterios de la Madre de los Dioses frigia. 

Y es en este punto donde la genealogía se vuelve difícil y menos segura, pero parece que Dárdano tenía dos hermanos Erictonio, dueño de tres mil yeguas, e Ilo. Y es éste último quien nos interesa.

Al parecer Ilo había ido a Frigia a participar en unos juegos y salió vencedor en la prueba de lucha, y como premio le entragaron a cincuenta muchachos y cincuenta muchachas. El rey frigio le dio también una vaca torda y le aconsejó que fundara una ciudad en el primer lugar donde el animal se acostara. Ilio siguió a la vaca, que se acostó al llegar a la colina de Ate, y allí construyó la ciudad de Ilion.

Cuando quedó marcado el circuito de los límites de la ciudad, Ilo pidió una señal a Zeus, y a la mañana siguiente encontró un objeto de madera delante de su tienda, medio enterrado en la tierra y cubierto con maleza. Era el Paladio, una imagen sin piernas de tres codos de altura, hecha por Atenea en recuerdo a su difunta compañera de juegos libia Palas. Palas, cuyo nombre agregó Atenea al suyo, tenía una lanza en alto en la mano derecha y una rueca y un huso en la izquierda, y la égida le envolvía el pecho.

En ese momento Apolo dio este consejo a Ilo: "Protege a la diosa que cayó del cielo y protegerás a tu ciudad, pues dondequiera que ella vaya, va el imperio". El Colegio de las  Vestales en el Foro de Roma conservaba la que se consideraba la auténtica estatua caída del cielo.

Tiempo después se decidió construir las famosas murallas de la ciudad y tuvieron suerte los troyanos pues se aseguraron los servicios de Apolo y Poseidón, que tras haberse rebelado contra Zeus, éste les había obligado a trabajar como peones. Y es así como los años pasaron prósperos por la ciudad de Troya, fundada por Ilo, y es por ello que los griegos la llamaban Ilion. 

En tiempos del Imperio Romano, cuando Virgilio componía para Augusto su gran obra, la Eneida, emparentó a la familia Julia con la ciudad de Iulu, que no era otra que Ilion.

1 comentario:

  1. Buen oráculo!!además conciso!!te dice lo que tienes que hacer!!!
    En cuanto al texto, creo que has hecho bien antes en callarte y escribir!;D
    Deseando continuar leyendo!!!!XX

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